Las patatas fritas (o galletas, llámalas como quieras) Pringles son peculiares por su sabor, por su forma, y también por el envase con el que son comercializadas.
El famoso tubo de patatas se hizo popular hace unos años por ser una herramienta muy adecuada para fabricar antenas wi-fi y vaginas en lata caseras, pero lo cierto es que, para comer patatas, es poco práctico.
O tienes que meter la mano o los dedos para intentar sacar alguna patata, o le has de dar la vuelta para que caigan y, claro, caen también migas. Una guarrada.
Dohyuk Kwon ha dado con una ingeniosa solución, que de momento le ha hecho ganar un premio de diseño Red Dot Design Award. Se trata de una lata que originalmente presenta las mismas medidas que el original, pero que, cuando se le retira el precinto que la rodea, se expande convirtiéndose en un práctico y elegante bol.
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